EL CEREBRO NECESITA GRASA ANIMAL

José Enrique Campillo

Médico Catedrático de Fisiología y Experto en Nutrición y Alimentación

El tejido que más grasa tiene en nuestro organismo no es el adiposo, sino el cerebro.  Las dos terceras partes de nuestro cerebro son grasas, fundamentalmente fosfolípidos, colesterol y grasas omega 3, sobre todo una cuyas siglas son DHA.  Todos estos componentes son muy abundantes en los alimentos de origen animal (terrestres y acuáticos), y muy escasos o completamente ausentes en las plantas.

La grasa omega 3 DHA constituye más del 20% de toda la grasa de nuestro cerebro. La DHA forma parte de la estructura de los materiales más importantes de las células cerebrales como el aislante de esos cables que son los nervios y las membranas de las células cerebrales. La DHA es esencial para el desarrollo de la corteza cerebral, la parte del cerebro más típicamente humana. Es una molécula milagrosa, con unas propiedades sin las cuales las más altas funciones del cerebro humano, como la consciencia y el pensamiento simbólico, no serían posibles. Las plantas no tienen DHA ya que no la necesitan. Las plantas tienen un ácido graso omega 3 que es el ALA (ácido linolénico). Este no puede formar parte de nuestro cerebro, necesita convertirse en DHA. El problema es que la tasa de conversión de ALA en DHA es muy baja; menos de un 10%.

El llamado EAT Lancet Report, uno de los informes mundiales sobre alimentación más prestigiosos, indica que los vegetarianos tienen niveles de DHA un 31% más bajos y los veganos un 59% más bajos, en comparación con las personas que comen de todo. Los niveles bajos de DHA son especialmente críticos en niños menores de 2 años, ya que pueden producirse alteraciones del desarrollo del cerebro. Un reciente estudio muestra que el 80% de la población de Estados Unidos tienen niveles bajos de DHA en sangre. Y, por ley, en EE.UU. todos los alimentos para bebés están reforzados con DHA de origen marino.

Los dos alimentos que más DHA contienen son el salmón y las anchoas en lata. Luego el atún, sardinas, caballa y otros pescados azules y después el resto de carnes, pescados y huevos. Los veganos pueden obtener algo del DHA que precisan mediante las algas, que no son plantas aunque lo parezcan.

La deficiencia  en DHA puede ocasionar problemas mentales a todas las edades. Numerosos estudios muestran que el aumento de la ingestión de DHA, junto con la medicación adecuada, ocasiona efectos muy positivos en chicos con TDAH y autismo. En los adultos con deficiencias en DHA se observan diversas alteraciones relacionadas con estado de ánimo, depresión. También se relaciona a los niveles bajos de DHA con mayor riesgo de demencias seniles, en especial con la enfermedad de Alzheimer.

En conclusión existe una gran cantidad de datos que muestran que debemos preocuparnos de tener bien nutrido ese órgano graso tan importante como es nuestro cerebro. Esto es especialmente crítico en los extremos de la vida: en un caso para promover el desarrollo del cerebro y en el otro para retrasar su deterioro.

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